Acabo de despedir a mi último paciente del día. Ya iba
siendo hora. Me dejo caer en el sillón de la consulta completamente agotado
física y psicológicamente como nunca lo había estado.
Es increíble lo rápido que puede cambiar todo en esta vida.
Basta sólo un segundo para que la felicidad se transforme en desdicha. Cuando
sentí en la puerta de la consulta que la barrera que mantenía presos mis
recuerdos se desvanecía me sentí feliz. Tenía amigos, una mujer hermosa a mi
lado, ayudaba a la gente, era dueño de mi propia vida,…Miraba al futuro con
optimismo.
Enseguida mis queridos Gepetto y Pinocho vinieron a mi mente
¡Los echaba tanto de menos! Después de tanto tiempo volvíamos a estar juntos.
Caminaba hacia el taller de Gepetto emocionado. Al fin y al cabo le he visto
crecer. Le he visto jugar, le he cuidado, le mostré el camino del bien, le resolví sus dudas, le apoyé cuando lo
necesitaba,…¡Cómo no iba a pensar en él si prácticamente es mi hijo!
Mi hijo…he ahí la palabra clave. De camino al taller pasé
por delante del escaparate de la tienda de Gold…y ahí los vi. La sombra que me
perseguirá día tras día hasta que me muera. La herida en mi alma que me
recuerda que soy un cobarde que se cobró la vida de dos inocentes. Fui tan
estúpido. ¡Cómo va a haber felicidad para mí! ¿Acaso la merezco? El momento en
el que Gepetto entró y vio a sus padres resuena en mi cabeza con claridad
pasmosa. “¡¿Qué les has hecho?!” gritaba Gepetto desesperado. Les maté. Mi
cobardía les mató. Y no hay perdón para mí. Gepetto jamás me ha perdonado por
ello ni lo hará. Ojalá hubiera algún modo de enmendar ese error o de que él
sepa lo profunda que es esa herida en mi corazón. Ojalá pudiera mostrarle lo
dura que es la convivencia conmigo mismo desde aquel fatídico día.
¡Cómo va a poder mirarme Ruby a la cara cuando sepa esto!
Soy una mala persona. Esa es la realidad. Porque sólo puedo
pensar que ojalá Emma Swan nunca hubiera llegado a Storybrooke. Gracias a la
maldición he podido descansar. Ahora toca volver a sufrir.
0 comentarios:
Publicar un comentario